En nuestros pueblos seguimos en pie de lucha, esos pueblos que nos siguen dando cátedra de dignidad, quienes en sus muchas resistencias y re- existencias nos enseñan desde la humildad a organizarnos desde abajo y con el corazón. En este despertar se renueva la importancia de la educación popular, esa posibilidad de reflexión barrial y comunitaria para pensar la vida desde otro lugar, para cuidarnos y sostenernos en colectivo, y seguir haciendo el amor y la revolución.
La educación popular nos moviliza hacia la generación de cambios y transformaciones, del fortalecimiento individual y colectivo contra situaciones de injusticia e inequidad. La educación popular como instrumento de liberación, porque ante este modelo de muerte, nosotras elegimos la vida digna, la solidaridad, la sororidad, el compartir, el abrazo y la caricia. La educación popular para el disfrute, el placer, la ternura, los vínculos, la esperanza y la alegría de vivir.