El éxodo migratorio se enfrenta a una cacería cruel e inhumana ejecutada por cientos de agentes de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración. Las vidas de miles de personas migrantes y con necesidades de protección internacional en México son orilladas al límite de su existencia por una política migratoria que claramente responde a los intereses de Estados Unidos.
Tapachula, Chiapas, 12 de octubre 2019
- Aproximadamente 2000 personas de distintas nacionalidades intentan escapar del muro conformado por la militarización, la burocracia, criminalización, xenofobia, el poco acceso a derechos básicos y por las condiciones indignas de vida que las han aprisionado en la ciudad de Tapachula.
- Tras un cerco de casi 500 elementos de la Guardia Nacional, junto con agentes del INM y de la Policía Federal, son obligados a desplegarse por los matorrales poniendo en riesgo la vida, llevando a cabo una persecución para la detención de en su mayoría familias viajando con niños, niñas y bebés, así como de mujeres embarazadas.
- Decenas de familias provenientes de África, Centroamérica y el Caribe, han sido separadas y hay por lo menos dos personas heridas.
- El operativo militar de esta magnitud impuso tanta violencia psicológica ante personas desprotegidas y en condiciones de gran vulnerabilidad, que la mayoría de ellas, con temor, no opuso mayor resistencia a ser privadas de la libertad y devueltas a un callejón sin salida.
En la madrugada del sábado 12 de octubre de 2019 un nuevo grupo de más de 1000 personas desplazadas salió del centro de Tapachula buscando huir en conjunto de un muro policial y burocrático que por meses les ha vulnerado sus derechos y negado la posibilidad de regularizar su situación migratoria o transitar por territorio mexicano para establecerse en un espacio de vida digna y bienestar.
Este nuevo grupo que se fue conformando poco a poco sobre las calles y carretera y que pronto eran aproximadamente 2,000 personas representa un crisol de culturas, idiomas, experiencias de lucha, miedos y esperanzas originadas en Centroamérica, Cuba, Haití y África. Pese a las barreras que puede suponer esta diversidad de nacionalidades, la desesperación y la búsqueda de un futuro tranquilo conllevaron a la auto-organización de un colectivo que emprendió la marcha pese a los riesgos que deparaban el camino, las últimas experiencias de grupos similares e incluso la tragedia del día anterior en la costa de Tonalá.
Antes de la salida del sol el grupo avanzó con rapidez por el poblado de Viva México, identificándose un importante número de mujeres embarazadas, familias, niñas, niños y bebes. En estos primeros kilómetros estuvieron acompañados por unas cuantas patrullas de la Policía Federal (PF), Municipal, de Transito y una ambulancia de Protección Civil. El rápido avance del grueso del grupo conllevo a la fragmentación y rezago de pequeños grupos de familias, mujeres, niños y niñas. Solo hasta la entrada del poblado de Huehuetán, frente a la Estancia Provisional se identificó por primera vez la presencia de elementos de la Guardia Nacional (GN) y policías federales. Pese a no percibirse una intención de contención en este punto del camino, se hizo presente el riesgo de un operativo de contención kilómetros más adelante, aprovechando la dispersión del grupo, el cansancio y el desgaste físico de una jornada a pie en medio de la temperatura y humedad extrema de la región.
A la llegada a Huehuetán, una porción del grupo decidió poner fin a la jornada del día y descansar en el parque municipal. Mientras tanto la mayoría decidió continuar aprovechando el buen paso que llevaban rumbo al municipio de Huixtla. En medio del reagrupamiento del grupo mayoritario se conocieron testimonios de detenciones a grupos rezagados en la zona de Viva México. Hacia el medio día se constató la preparación de un lugar de descanso por parte de las autoridades municipales de Huixtla, así como de la ciudadanía y las iglesias para recibir a las personas migrantes y solicitantes de protección internacional.
A primeras horas de la tarde se tuvo conocimiento de la movilización de un convoy militar –con distintivos de GN- procedente al parecer de Tonalá. Desde este momento el movimiento de camionetas, camiones, ambulancias militares aumentó, junto a un mayor despliegue de la policía federal y la aparición de vehículos del Instituto Nacional de Migración (INM). En el convoy militar se movilizaban elementos con equipo antimotines. Hacia las 14:00 horas se observó la conformación de un punto de contención por parte de elementos de la Policía Militar con brazaletes de GN a 17 kilómetros de Huixtla, así como presencia de policías federales cada dos kilómetros en la carretera.
Hacia las 16:00 horas en medio de la lluvia, se confirmó un operativo de detención sin precedentes con más de 600 elementos de la GN, PF, INM e incluso miembros del CISEN a la altura de Tuzantan. El bloqueo militar se ubicó en medio de un puente vehicular para cercar a todas las personas. Minutos antes de las 17:00 horas el grupo de desplazados y desplazadas hizo contacto con el cerco militar y tras la desesperación, miedo e impotencia algunas personas decidieron buscar la forma de regresar, algunas se movieron por un desvió y otras siguieron adelante con la dignidad y la seguridad de no estar cometiendo delito alguno y por el contrario ser víctimas durante semanas de una política inhumana de contención y criminalización de personas migrantes y solicitantes de refugio.
Sin embargo, no hubo escapatoria para todas las personas que hoy decidieron en un acto de valentía y desesperación tratar de superar el muro en que se ha convertido Tapachula y todo el sur de México en su conjunto. El cerco militar y policial cubrió toda la zona, entrando a los caminos de terracería, las carreteras e incluso los cultivos en donde personas y familias trataron de ponerse a salvo. En medio de la cacería que emprendieron conjuntamente elementos de la GN, PF y el INM, se identificaron varias personas heridas, pertenencias perdidas y decenas de vehículos llenos de personas detenidas con dirección a los Centros de Detención de Tapachula Estación Migratoria Siglo XXI y “Cupape” y “la Mosca” en Tuxtla Gutiérrez. No fue necesario el uso desproporcionado de la violencia, un operativo militar de esta magnitud impuso tanta violencia psicológica ante personas desprotegidas y en condiciones de gran vulnerabilidad, que la mayoría de ellas con temor no opuso mayor resistencia a ser privadas de la libertad y devueltas a un callejón sin salida.
Exigimos al Estado mexicano:
- Que cese la represión contra las personas migrantes y con necesidades de protección internacional, y deje de priorizar sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos antes que la vida de miles de personas.
- Dar a conocer de manera transparente la información del total de personas detenidas y su ubicación, así como el acceso a abogados para su defensa y pronta liberación.
- Que se garantice el acceso a derechos tales como la protección internacional, el interés superior de la niñez, la no separación de familias y se respete el principio de no devolución.
Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano
American Friends Service Committee (AFSC) – Oficina Latinoamérica y el Caribe, Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa, Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, Centro de Derechos Humanos Tepeyac, Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia Minerva Bello, Formación y Capacitación (FOCA), Iniciativas para el Desarrollo Humano, Junax, Kaltsilaltik, Red Jesuita con Migrantes – Centroamérica y Norteamérica, Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), Una Mano Amiga en la Lucha contra el SIDA, Voces Mesoamericanas Acción con Pueblos Migrantes.