Oráculo para cuidarnos y sostenernos en el camino

Porque todo andar requiere pistas, recordatorios, rutas, paradas, canciones, suspiros.

Yo cuido, tu cuidas, el cuida, ella cuida
Nosotros cuidamos, ellas cuidan, ustedes cuidan
Los cuidados preservan la vida

Amamos la vida: disfrutarla, sentirla y también luchar por ella. Nos conmueven sus contradicciones, nos indigna la injusticia y nos impulsa a nombrar lo que duele para poder transformarlo. Desde ese amor, buscamos maneras de honrarla desde una ética del cuidado: el cuidado de unx mismx, el cuidado mutuo y el cuidado colectivo. Cuidar la vida también es cuidar nuestro entorno, nuestra casa común.

En Voces Mesoamericanas reconocemos las múltiples dimensiones que influyen en nuestro sentir, pensar y actuar. Desde ahí, asumimos la acción política de acompañar procesos de defensa de derechos y de incidencia por el Buen Vivir y el Buen Migrar. Como personas defensoras de derechos humanos desarrollamos nuestro trabajo en contextos marcados por la discriminación, la violencia sistemática y la desigualdad. Estas condiciones nos exponen a altos niveles de estrés y riesgo. La atención constante a situaciones de emergencia o crisis nos desgasta y debilita. La angustia, el miedo y la incertidumbre se vuelven compañeras frecuentes. A veces, el cuerpo lo resiente: aparecen enfermedades, el cansancio se instala y la fatiga se normaliza. Cuando el desgaste físico y el estado de alerta se prolongan, la desesperanza se asoma y se vuelve difícil sostener prácticas de cuidado, porque sentimos una desconexión profunda con la vida. Hoy, como en otros momentos de crisis humanitaria, es vital reencontrarnos con la fuerza, la luz y la creatividad que nos permiten seguir adelante.

En medio de este proceso, seguimos aprendiendo a elegir nuestras batallas, a dar espacio y validez a todas nuestras emociones, a movernos con ellas, y a aceptar nuestras propias limitaciones con humildad y sensatez. Sabemos que esta lucha sólo es sostenible si generamos espacios personales y colectivos que nos permitan reconocer y dimensionar las violencias que atravesamos, encaminar el dolor y la rabia, reconectar con la esperanza y aspirar a reparar nuestras heridas.

Lo que sentipensamos de los cuidados…

Los cuidados colectivos adquieren pleno sentido como una herramienta profundamente política, que nos permite resistir desde la ternura radical y avanzar hacia la transformación. Cuidarnos es lo que hace posible el renacer cotidiano de la creatividad, esa fuerza vital que nos impulsa a seguir luchando y a defender aquello que amamos de la vida.

Los cuidados colectivos son andamios que abrazan el cuerpo, protegen el alma y abrigan nuestros tránsitos. Sostienen nuestros pasos, nuestros caminos rotos, nuestras rabias y nuestras esperanzas. Sostienen los dolores que cargamos, las luchas que organizamos, y el sentido de nuestro quehacer político. Los cuidados son relacionales y contextuales. Cuidarse de manera personal implica mirarse hacia adentro y expresar necesidades, deseos y certezas en relación con nuestro entorno: la familia, lxs amigxs, las redes, el trabajo y la comunidad. ¿Qué debemos construir para que el cuidado propio, el mutuo y el colectivo se entrelacen de manera armoniosa y significativa? ¿Qué condiciones debemos cultivar para que el cuidado, en todas sus formas, se transforme en una práctica compartida y transformadora?

Cuidar-me-nos no es una moda, es una herencia. Es recordar lo que las abuelas sabían sin leerlo en libros, lo que la tierra enseñó a quienes aún saben escucharla. Es también inventar nuevas maneras de sanar sin dejar de luchar. Repensarnos desde esta raíz es también una invitación a aprender otras formas de cuidar-me-nos, o quizá a recordar aquellas que el tiempo no ha borrado del todo: la sabiduría ancestral, la memoria tejida por quienes han hecho posible que el mundo siga latiendo.

Los cuidados son actos vivos, gestos cotidianos que se vuelven cobijo, herramientas que se comparten, semillas que germinan en lo común. Son manos tendidas, ollas compartidas, palabras que iluminan. Conexiones y vínculos que se sienten como hogar. Deben traducirse en acciones y prácticas cotidianas que nos permitan florecer. Los cuidados nos sostienen, nos invitan a ritmos más lentos y eso nos fortalece para sobreponernos a los desafíos de la vida.

Los cuidados colectivos son un camino ético y político; nos recuerdan que las pausas no sólo son necesarias, sino profundamente valiosas; que escuchar al cuerpo es una forma de resistencia, y que el derecho al disfrute y al placer constituye un acto de rebeldía en un mundo atravesado por el dolor. Por eso, reivindicamos ese derecho y, desde esta trinchera, recordamos su potencia que permite preservar la vida digna y ensanchar la esperanza.

Lo que nos inspira, nos convoca, nos conmueve: la digna rabia que impulsa, la sororidad que abraza, la solidaridad que enlaza, la reciprocidad que equilibra, la gratitud que florece, la confianza que alumbra, la intuición que orienta, la creatividad que reinventa. Nos conmueve la potencia de estar juntxs, la banda entrañable, la tribu que cobija, las familias elegidas, la libertad que aligera, la búsqueda de justicia, la pausa que devuelve el aliento, lo sagrado de los vínculos y conexiones, el temblor del cuerpo en movimiento, el gozo del baile, la sabiduría de los silencios, el juego y las risas que alivianan, la pertinencia de nombrar, la conexión con lo sagrado, la presencia plena, y esa ternura radical -inmensa y poderosa- que nos salva.

¿De qué va este oráculo?
Este es un juego de 80 cartas con ideas, frases, canciones, deseos y consejos que hemos recogido de la sabiduría colectiva: de las redes, sociales, de las voces que nos rodean. Es un recurso que nos invita a detenernos, a preguntarnos, a sentir, a reflexionar. Busca acompañarnos y recordarnos que los cuidados son escenciales para seguir construyendo el mundo que queremos. Sin cuidados las fuerzas se agotan, nuestras luchas se desgastan y se pierden. Hacemos un llamado a darnos un tiempito para deternos a reconocer lo que nos da bienestar, lo que nos preocupa y lo que nos ilusiona para el presente y futuro.

Nos gusta pensar que la carta que eliges (o te elije) es una comunicación divina, un llamado de las abuelas y abuelos, una respuesta sagrada, un mensaje que la vida envía, una posibilidad de re-conectar. El reto está en que podamos aterrizar esos mensajes a nuestra vida y a conectarlos con lo que necesitamos. Porque lo sagrado también se revela en lo simple: en una pausa, en una pregunta, en el temblor de una certeza.

Este oráculo es pues eso, una invitación para dejarte sorprender por el mensaje ¿Cómo usarlo? Puedes hacerlo en soledad o en compañía. Para comenzar, coloca todas las cartas boca abajo, elige una y lee el mensaje que te ofrece. A veces, no necesitas compartirlo con nadie más; basta con descifrarlo en silencio, contigo mismx.

Deseamos que estas cartas te acompañen y te recuerden la importancia de sostener el cuidado propio, el cuidado mutuo y el cuidado colectivo, ese que también abarca el cuidado del mundo que habitamos y de todo lo que vive y late en él. Que te inspiren a cuidar de ti con ternura, a cuidar de otrxs con amor, y a cuidar del mundo con asombro y respeto.

🎵 Cuidarnos y Sostenernos - Playlist

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Edición y selección de contenidos:
Graciela Osornio Morales y
Deyanira Clériga Morales

Ilustraciones: @tsebal.chon

Diseño: Gabriel Alberto Colín