San Cristóbal de las Casas, Chiapas; 2 de septiembre 2018
ACOGER, PROTEGER, PROMOVER, INTEGRAR:
Ante las personas migrantes, refugiadas y victimas de trata.
Nuestra hospitalidad no tiene fronteras
“Creemos que la realidad de las migraciones no se ha de ver solo como un problema, sino también y sobre todo, como un gran recurso para el camino de la humanidad”
(Aparecida 413)
En el marco del Día Nacional de las Personas Migrantes y Refugiadas, la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, lanza la campaña MI CASA TAMBIÉN ESTÁ ABIERTA AL EXTRANJERO.
Queremos reconocer la hospitalidad que nos ha identificado frente a las graves condiciones que atentan contra la dignidad humana, conscientes de que vivimos en la Casa Común y de que en Cristo somos todos hermanos.
En la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018 el Papa Francisco, ante el fenómeno migratorio global enfatizó que “nuestra respuesta común se podría articular en torno a cuatro verbos: acoger, Proteger, Promover e Integrar”
Verbos que nos interpelan en el rostro de las personas extranjeras que por distintas razones pasan o se quedan a nuestro alrededor a veces invisibles a nuestros ojos, a nuestra conciencia o a nuestro corazón.
Debemos considerar la tragedia humanitaria en la que se ha convertido la movilidad humana en las fronteras del mundo sin desviar la mirada a la crisis que acontece en medio de nosotros, el sufrimiento de cada persona migrante, refugiada o víctima de trata, nos recuerda al Hijo de Dios que padeció triturado en la cruz, que clama en sus llagas y en su sangre derramada para unirnos en su Pascua y en la acción liberadora del Padre como desafío para continuar la construcción del Reino de Dios, la Casa Abierta para todas y todos.
Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia (cf. Mt 25,35.43), dijo el Papa Francisco. Es esta la oportunidad de potenciar nuestra humanidad, salir de la indiferencia acogiendo, protegiendo, promoviendo, integrando al diferente en una casa abierta, en un corazón sin fronteras, verdadero signo de hospitalidad.
ACOGER: Somos parte del corredor humanitario que recibe en un espacio digno a quien necesita rehacerse, ofrecemos un lugar donde migrantes, refugiados y víctimas de Trata son escuchados y fortalecidos en su impulso por salvaguardar la vida. Implica promover la aplicación de políticas migratorias y públicas centradas en los derechos fundamentales de las personas para que la clandestinidad no los vulnere.
PROTEGER: Tenemos la tarea de asistir, orientar, acompañar, denunciar, exigir que sea reconocida y se respete la dignidad de cada persona. Todo ser humano tiene derechos sin importar su condición migratoria, corresponde al Estado, a servidores públicos y a toda la sociedad evitar que haya otra víctima de robo, asalto, extorsión, secuestro, huida de sus países, y personas ofrecidas como mercancía u otras condiciones de esclavitud.
PROMOVER: Ejercer el derecho a migrar se ha venido convirtiendo en una emergencia para salvar la vida, las cualidades, capacidades y valores viajan con la persona, su desarrollo debe ser integral, queremos elevar la dignidad de cada ser humano coadyuvando a que ejerza su derecho al trabajo, vivienda, educación, salud, práctica de su fe y cuanto favorezca verdaderas condiciones de convivencia y paz social.
INTEGRAR: Garantizar que todas y todos tengamos un lugar junto a los demás que permita el enriquecimiento cultural mutuo constituye una experiencia en la que nadie se siente excluido bajo ninguna circunstancia. Practicar la cultura del encuentro que propone el Papa Francisco facilita que la persona migrante, refugiada o víctima de trata deje de vivir a la sombra y venga a ser parte del grupo, de la familia y de la comunidad.
A una Iglesia sin fronteras, madre de todos, no le basta acoger, se implica en la hospitalidad:
“Cuando un forastero viva junto a ti, en tu tierra, no lo molestes. Al forastero que viva con ustedes lo mirarán como a uno de ustedes y lo amarás como a ti mismo, pues ustedes también fueron forasteros en Egipto. Yo soy Yavé, tu Dios”
(Lv 19,33-34)
Hna. Gloria Estela Murúa Valencia, S.A
Coordinadora de la Pastoral de Movilidad Humana.
Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.