A 50 años de Tlatelolco, a 4 años de Ayotzinapa: sin verdad, ni justicia.
Conversatorio con Ana Cristina Vázquez
“La gravedad, extensión y persistencia de las violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos en México tienen un hilo conductor permanente: la impunidad”
Carlos Castresana, fiscal de la Fiscalía Anticorrupción de España
2018 es la conmemoración de los 50 años de la noche de Tlatelolco, la masacre y desaparición forzada de centenares de estudiantes por el Ejército mexicano, el 2 de octubre de 1968. Y hoy, 26 de septiembre, son ya cuatro años de la noche de Iguala, el ataque y desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa por fuerzas de seguridad mexicanas.
La Sección 67 Chiapas de Amnistía Internacional y Voces Mesoamericanas, Acción con Pueblos Migrantes, se suman a la exigencia de las familias de las víctimas que buscan la verdad sobre el destino de sus seres queridos desaparecidos; y que junto a cientos de miles de ciudadanas y ciudadanos, reclaman justicia, mediante una investigación verdaderamente independiente que exija la aparición de las personas desaparecidas y el juicio y castigo a los responsables intelectuales y materiales.
Presentamos un conversatorio con Ana Cristina Vázquez Carpizo, profesora de historia en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNACH, quien nos recuerda que Tlatelolco y Ayotzinapa, no son hechos aislados en la historia del México contemporáneo, sino la expresión dolorosa de un régimen autoritario que utiliza la detención arbitraria, la tortura y la desaparición forzada de las personas luchadoras sociales como políticas de Estado, de manera particular durante los distintos ciclos de movilización social.
Tlatelolco y Ayotzinapa son expresión de una de las más profundas y preocupantes heridas de la memoria colectiva: la desaparición forzada de miles de estudiantes, activistas y dirigentes sociales, sindicales, campesinos e indígenas, defensoras y defensores de derechos humanos.
Lo sucedido el 2 de octubre de 1968 constituye un crimen de lesa humanidad que requiere una “reparación simbólica colectiva”, que sirvan de soporte a la reflexión, a la información y a la memoria. El reconocimiento de que las acciones tuvieron una serie de daños en el ámbito individual, exige también el acceso a la reparación integral del daño a título individual. Las medidas de satisfacción de carácter colectivo no condicionan ni extinguen el derecho de las víctimas a tener acceso a la reparación integral del daño a título individual.
Las conclusiones de la investigación oficial del gobierno sobre el caso Ayotzinapa, no tienen respaldo social y carecen de credibilidad para las personas familiares de las víctimas y para los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos. Hasta la fecha no existe una sola sentencia condenatoria para los presuntos responsables. Por eso, recientemente un tribunal federal mexicano ordenó la creación de una Comisión de Investigación para la Verdad y la Justicia.
Ayotzinapa es uno de los miles de casos de personas desaparecidas en nuestro país. “En estos últimos cuatro años, el registro oficial de personas desaparecidas en México pasó de 22,000 a 37,000” (Amnistía Internacional).
El gobierno entrante tiene el gran reto de tomar todas las medidas necesarias para cambiar el rumbo y asegurar los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas, y el de la sociedad mexicana en su conjunto a conocer la verdad sobre los hechos ocurridos hace 50 años en Tlatelolco, y hace cuatro años en Ayotzinapa.
Las luchas contra la impunidad y la injusticia crecen y se multiplican a lo largo y ancho del país… y pronto verán terminar la “eterna noche sin luna”… para presenciar el amanecer de un tiempo nuevo de justicia y felicidad para los pueblos.